En 2010, sucedía lo inimaginable para las personas LGBT+: el matrimonio entre personas del mismo sexo se había convertido en un una realidad, solamente para las personas de la Ciudad de México. Como parte de una estrategia legal, tres parejas de Jalisco viajaron a capital del país para casarse, con el objetivo de regresar y luchar por el reconocimiento legal y social como una nueva familia mexicana. Para ellos, el matrimonio fue una estrategia para expandir al resto del país el derecho al matrimonio igualitario. Nunca imaginaron ser un matrimonio legalmente, tampoco toda la lucha institucional que ello significaría.